¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

El 20 de junio de 2011, la escritora británica E.L. James se lanzó al estrellato con la publicación de su primer éxito editorial, 50 Shades of Grey, traducido al español como 50 Sombras de Grey.  Al día de hoy, la popularidad de la trilogía ha sido tan alta que ha alcanzado cerca de 100 millones de copias vendidas a nivel mundial. La obra también ha dado un salto a la pantalla grande, publicando recientemente el trailer de la primera película de 50 Sombras de Grey, que ya ha sido visto por más de 35 millones de personas

En resumen, esta obra ha sido un éxito rotundo en ventas. Sin embargo, también ha sido altamente cuestionada por muchos, principalmente por su explícito contenido sexual. De hecho, la trama gira alrededor de las relaciones sexuales entre Christian Grey, un empresario exitoso y bien parecido, y Anastasia Steele, una joven recién graduada de la universidad. Esencialmente, el libro trata de los esfuerzos de Grey en involucrar a Anastasia en relaciones Sadomasoquistas (BDSM, por sus siglas en inglés).

Al día de hoy, millones de mujeres —y hombres— han consumido este material, y muchos más lo harán cuando salga la película el próximo año. ¿Y? Dirán algunos.  Bueno, ¿qué me dirías si te digo que este tipo de material resulta ser dañino? No me tomes a mal. Soy un amante de la literatura, la ficción y aun de los cómics, y lo he sido desde que tengo memoria. No trato de crear una cacería de brujas en contra de la cultura popular, pues como ya mencioné, disfruto de mucho de lo que forma parte de ella.  Tampoco pretendo promoverme como un moralista con una actitud de superioridad. Más bien escribo como alguien que alguna vez fue adicto a la pornografía y a sus promesas vacías.

Y ese es el problema con este tipo de literatura: esencialmente estás consumiendo pornografía. Tal y como remarcó una periodista del diario británico, The Guardian: “las escenas sexuales de James no son incidentales, son la carne de la trama, la cruz del conflicto, la clave de por lo menos uno y posiblemente de ambos protagonistas. Es un libro sobre sexo, no un libro que resulta contener sexo”. De hecho, los libros de James dieron origen a un término relativamente nuevo, “pornografía de mamá”. Esto, debido a que este tipo de pornografía —con algo de trama— atrae en específico a mujeres de mediana edad, además de a jóvenes adultas de 18-25 años.

El pastor y autor Darrin Patrick comentó acertadamente que “la pornografía de mamá es popular porque los hombres no lo son. La demanda por tales narrativas sugiere que, al final de cuentas, las mujeres están insatisfechas con sus matrimonios y sus maridos…Pueden estar viviendo juntos como pareja, pero no están consagrados a sí mismos”. Además de que estudios como los de D. Zillman y J. Bryant sugieren robustamente que  la pornografía reduce la satisfacción marital en vez de incrementarla.

Pero quizás no estés casado. Yo tampoco lo estoy. Ahora, ¿sabes qué? Para nada soy perfecto, tengo mis caídas, he fallado mucho, pero no puedo leer un libro como 50 Sombras de Grey con una conciencia tranquila, porque soy un seguidor de Cristo. La Escritura es clara en cuanto a la inmoralidad sexual (cp. Mt. 5:28; Gá. 5:19; Ef. 4:19; 1 P. 4:1-3). Los mandamientos de Dios no fueron diseñados para la destrucción del gozo humano, sino para su florecimiento. La pornografía en cualquiera de sus formas promueve la objetificación de las personas y falsas expectativas de las mismas.  El placer que alguien pueda tener a través de la pornografía es un pobre sustituto del placer encontrado en Dios, que promete mucho, pero últimamente es hallado falto. Finalmente, no puedo leer un libro como 50 Sombras de Grey, no porque crea que la sexualidad humana es mala, sino porque es algo tan valioso que no debe ser tratado como si no valiera mucho, sino guardado solo para la intimidad del pacto matrimonial.

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando