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Después de 15 años de predicación, la aplicación sigue siendo una de las partes más difíciles en el desarrollo del sermón. ¿Por qué?

Luché desde el comienzo, ya que el seminario me había equipado bien para la exégesis y la interpretación bíblica, pero no tan bien para la aplicación de la misma. Es por eso que adquirimos el estereotipo de pastores “nuevos” o recién graduados, cuyos sermones suenan más como un comentario bíblico y no tanto como una palabra de parte de Dios. Y en referencia a los comentarios bíblicos, pocas veces estos proporcionan ayuda en la aplicación del texto. Estos tienden a servir mejor cuando se abordan cuestiones de interpretación.

Respecto a la aplicación, es probable que siempre se nos escape algo, ya que en esta existe algo vivo y dinámico. La aplicación trata con cómo el mensaje atemporal de Dios habla hoy, y cómo aún hoy siempre sigue cambiando. Tal vez la dificultad radica en el hecho de que la exégesis es la parte más científica en la escritura del sermón, y la aplicación es la parte más artística. Como arte, siempre será un poco nebuloso.

Cualquiera sea la razón, tenemos que esforzanos para hacer una buena aplicación y, como resultado, una de las críticas más comunes que la gente tiene hacia la iglesia es que ellos no entienden cómo el sermón se relaciona con la vida real. No es de extrañar por qué algunos pastores se sienten tentados a deshacerse de la predicación expositiva, para en su lugar tratar principalmente temas que las personas consideran pertinentes.

Oído para la aplicación

Con los años he llegado a creer que el desarrollo de la buena aplicación en realidad funciona muy parecido con el hacer una buena exégesis. Ambos surgen de hacerse buenas preguntas referentes al texto. Tanto la exégesis como la aplicación implican escuchar intencionalmente el pasaje a través de un bombardeo de preguntas al mismo. En la exégesis, en última instancia estamos preguntándonos: “¿Qué significa este pasaje? ¿Cuál es su punto principal?”. Y en la aplicación nos preguntamos: “¿De qué manera el mensaje original de este texto se aplica hoy en día?”

A continuación he enumerado algunas preguntas de aplicación que regularmente le hago a un texto. He agrupado esta lista de ideas obtenidas de libros, artículos, profesores y otros predicadores a través de los años. Les animo a examinar en mis búsquedas y a desarrollar su propio modelo de escucha activa para la aplicación. Aquí hay siete preguntas para hacerse al interpretar el significado del pasaje en el día de hoy.

1. ¿Cuál es el punto principal?

La exégesis sólida prepara una aplicación efectiva. Cuanto más precisa y claramente sintetice el punto principal del texto, mejor preparado estará para acercar el significado a sus oyentes.

De igual manera, como primer paso para la aplicación, escriba la idea principal del texto en una sola frase. Practico esta disciplina cada semana y, para mí, es uno de los pasos más importantes en la escritura del sermón (vea la “idea exegética” de un pasaje siendo transformada en una “idea homilética”, en la obra “Predicación Bíblica”, por Haddon Robinson, págs. 66-99). Si no está muy claro con el tema central del texto, ¿cómo espera hacer aplicaciones textualmente legítimas para la vida de las personas? Es difícil dar en el blanco con una flecha torcida.

2. ¿Cómo se aplicó este texto en aquel entonces?

Sobre la base de ese mismo trabajo preliminar exegético, pregúntese cómo aplicaría el texto en su contexto original. ¿Fue originalmente un mandato para ser obedecido, una alabanza para ser cantada o una promesa en que confiar? ¿El pasaje revela verdades que deberían ser creídas o advertencias que deberían tomarse en cuenta? ¿Los personajes del texto ejemplifican la justicia y el pecado a evitar?

Por supuesto que la palabra de Dios para ellos no siempre es la palabra de Dios para nosotros de la misma manera. La aplicación original debe pasar por los filtros de la teología bíblica, una correcta comprensión de los pactos, y las consideraciones de especificidad cultural. Pero si usted puede identificar los tipos de la aplicación original, entonces su aplicación para el día de hoy debería estar al menos dentro del mismo género.

Si su aplicación crece orgánicamente desde la tierra de su pasaje, esta sonará legítima dentro de su congregación. Sabrán que la Palabra de Dios por sí misma, y no sólo la inteligencia del predicador, estará trabajando sus corazones.

3. ¿Cómo podría hacer frente este texto a diferentes categorías de oyentes?

Trate de aplicar el texto como los puritanos lo hicieron (por ejemplo, véase “el arte de profetizar”, de William Perkins,). Piense acerca de la taxonomía espiritual de los oyentes del sermón y cómo el texto puede hablar con cada uno de esos grupos. ¿Qué le dice su pasaje a los no creyentes? ¿Qué le dice a los creyentes? ¿El pasaje aborda los tipos específicos de personas, como padres, niños, mujeres, personas pudientes, líderes religiosos, gobernantes, deprimidos, iracundos y aquellos que tienen miedo?

Puede llevar esto un paso más allá mediante el contraste de lo que la Biblia dice a cada grupo con lo que la cultura dice a cada grupo. ¿Cómo las implicaciones del texto para el matrimonio, el dinero o la felicidad difieren de la sabiduría convencional actual? Cada vez que puedo contrastar una verdad bíblica con una creencia cultural, la gente comienza a ser iluminada con la verdad.

4. ¿De qué manera, este texto le da forma a la iglesia?

Cambie su perspectiva y mire el pasaje con lentes gran-angulares para ver cómo se aplica el texto a su congregación como un todo, y no sólo para ver cómo se aplica a los individuos. Padecemos de una orientación individualista y auto-centrada (por lo menos aquí en los Estados Unidos) y, como resultado, instintivamente pensamos en lo relevante solo en términos personales. Nos preguntamos: “¿Qué significa este texto para mí?”, pero no reflexionamos sobre lo que significa para nosotros de manera colectiva. Y sin embargo, gran parte de la Biblia está escrita para el pueblo de Dios que se encuentra reunido, ya sea Israel o las iglesias locales.

La gente en mi iglesia parece animarse cuando aplico el texto a la vida congregacional. Esto suena fresco y revolucionario a nuestros oídos individualistas. Así que no tenga miedo de decirle a la gente, “Según este texto, así es como nuestra iglesia debe ser.” Las iglesias americanas sufren, muy a menudo, de eclesiologías pragmáticas terriblemente anémicas. Así que sorprenda a sus miembros con cuanta Palabra de Dios tenga algo que decir a la iglesia local, haciendo aplicaciones corporativas semana tras semana.

5. ¿Qué objeciones podría plantear un escéptico?

¿En qué parte de su pasaje podría tropezar un escéptico? ¿Quedaría enganchado por un reclamo de la verdad única, o por una vívida descripción de la ira de Dios, o por una exigencia moral rigurosa? Considere tomar un minuto en su sermón para abordar dudas comunes en su cultura. No estoy sugiriendo que convirtamos los sermones en conferencias apologéticas, pero los comentarios apologéticos podrían ser un tipo de aplicación, especialmente frente a las preguntas que la gente tiene.

Me ha ayudado la lista de “Creencias del Vencedor”, de Tim Keller, en el análisis de una escritura dada para temas candentes.

6. ¿Cómo puedo predicar el evangelio de este pasaje?

Siempre predique el evangelio en cada sermón. El evangelio es el mensaje central de la Biblia, por tanto, toda predicación expositiva fiel debe incluir una aplicación del evangelio a las personas. Esforcémonos en ser como Pablo, quien podría resumir su predicación diciendo: “Nosotros predicamos a Cristo crucificado” (1 Corintios 1:23).

¿Dónde está el evangelio en su texto? ¿Dónde se despliegan la santidad y la gloria de Dios? ¿Cómo es manifestado el pecado contra ese Dios Santo? Bryan Chapell llama a esto el “enfoque en la condición de la caída” (La predicación centrada en Cristo: aprovechando bien el Sermón Expositivo, pgs. 40-44). Utilice los atisbos de pecado presentes en el texto como un espejo para mostrar a la gente que ellos son rebeldes necesitados de amnistía a través del evangelio. Y, por supuesto, lleve a la gente a Jesús y su cruz a través del pasaje en cuestión. Sea como Charles Spurgeon, quien dijo: “Tomo mi texto y trazo una línea directa hacia la cruz.”

7. ¿Cómo ayuda este texto a conocer y adorar a Dios?

Por último, en cada sermón, muestre a Dios y su gloria a la gente. Cuando exalta el carácter de Dios durante un sermón, se desencadena un reflejo de adoración y asombro en el corazón de los creyentes. La relación con Dios entra en un clímax al tiempo que los corazones atesoran al propio Jesús, brillando a través de las páginas de las escrituras.

El corazón de la aplicación

Estoy seguro de que hay otras cuestiones útiles sobre la aplicación que debemos preguntarnos. De hecho, invito a los lectores a compartir sus enfoques. Podemos activar la sección de comentarios al final del artículo, desarrollando propuestas en torno a las mejores prácticas.

Sin embargo, cualquiera sea el proceso que se utilice para escuchar y aplicar un texto, recuerde que debe apuntar al corazón. Debe llegar al corazón y llegar a la persona como un todo.

Y no se olvide de su propio corazón. Cuando está lleno de amor por su gente, la aplicación se convierte en algo natural e instintivo. Las preguntas anteriores son herramientas que funcionan mejor cuando son realizadas por un pastor que se preocupa profundamente por sus ovejas. El amor es el mejor combustible para el trabajo de la aplicación. Así que ame a su gente profundamente, aplique el texto sin temor y con precisión, proclame el evangelio semanalmente, públicamente maravíllese con pasión ante la gloria de Dios y así, su pueblo estará seguro de la relevancia de la Biblia.


Este artículo fue publicado originalmente el 23 de julio 2013 en The Gospel Coalition. Traducido por Omar Jaramillo
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