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Para esta entrada de #CoaliciónResponde respondemos a la pregunta, “¿Deben los pastores estar en buena forma física? ”.


Como principio general, podemos decir que todo cristiano debe estar en buena forma física —¡no solo los pastores!— porque todos somos mayordomos de nuestro cuerpo. Todo lo que Dios nos ha dado —dinero, trabajo, tiempo, familia, salud, etc.— nos lo ha dado para que lo administremos de forma responsable, sabiendo que hemos que rendir cuentas ante Dios (Mt. 25:23). En el caso de los que estamos casados, nuestro cuerpo pertenece a Dios, y a nuestra esposa (1 Co. 7:4), y por tanto no podemos hacer con él lo que nos plazca. Además, el cuidado del cuerpo resulta ser para el pastor un instrumento para el mejor desarrollo de su ministerio. Una salud frágil y un cuerpo débil pueden suponer una gran dificultad para llevar a cabo la tarea de extender el Reino (1 Tim. 5:23; 1 Co. 6:19).

A todo esto hemos de añadir que nuestro cuerpo dice mucho de nuestro dominio propio y nuestra disciplina. Pero aquí, como en tantas otras cosas en la vida, el Señor nos ha de dar madurez. Estoy convencido de que un pastor no debe fumar, debe hacer deporte con cierta frecuencia, debe controlar el colesterol, debe cuidar su aspecto físico, debe comer y beber poniendo cuchillo a su garganta (Pro. 23:2), debe vigilar su peso, porque todo esto transmite un mensaje. Hemos de huir de la dejadez del aspecto físico, pero no hemos de caer en el otro extremo, que puede ser la idolatría del cuerpo y temor a los hombres. Un pastor no tiene por qué estar musculado como un atleta. Puede estar fuerte y ejercitar su cuerpo, siempre que pase más tiempo frente a la Biblia que frente al espejo. Nuestra misión como pastores no es la de ejercitar el cuerpo, sino la de ejercitarnos para la piedad (1 Tim. 4:8). El aspecto del corazón prima por encima del aspecto exterior.

A todo esto, y aun sabiendo que el pastor debe ser responsable con su aspecto y salud física, hermanos: seamos misericordiosos. No es igual de fácil para unos que para otros. Hay diferentes constituciones físicas, diferentes circunstancias, y —sin que todo ello sea una excusa para acomodarse— podemos pecar fácilmente si juzgamos como indisciplina lo que en realidad es debilidad. Si un pastor —o cualquier otro hermano— necesita mejorar en el cuidado de su cuerpo, se lo podemos compartir, ofreciendo nuestra ayuda con palabras de amor y consuelo. Concluyendo, diría que sí, que es importante que el pastor cuide su aspecto y forma física, sin caer en los extremos. Pero nunca debiera brillar por fuera mejor de lo que brilla por dentro.

Nota del editor: 

#CoaliciónResponde es una serie donde pastores y líderes de la iglesia responden a inquietudes que llegan a Coalición por el Evangelio por diversos medios, y que son parte de las inquietudes que caracterizan la iglesia en nuestra región. Puedes usar #CoaliciónResponde en las redes sociales o escribirnos a [email protected] con tus preguntas.

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