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Nunca me he considerado una persona que tiene miedo a amar, pero en ese momento, lo tenía. El hombre corpulento que estaba sentado frente a mí estaba confesando 2 importantes realidades de su vida: tenía un problema con la ira y había estado en prisión. También me estaba pidiendo consejo.

Lo que me ponía nervioso era la realidad de que, para confrontar su ira, le tendría que decir cosas que no le iban a gustar y que posiblemente le tentaran a levantar la voz con ira. Él me podría responder de una forma que era familiar para él, una forma que originalmente le había llevado a prisión. Pero allí se sentaba, un hombre quebrantado —aunque aún intimidante— pidiendo mi ayuda. No podía decirle que no.

La misericordia es arriesgada

Ser una iglesia misericordiosa puede ser un propuesta aterradora, y las iglesias necesitan saberlo. A todo el mundo le encanta hablar de misericordia. Sin embargo, muchos ingenuamente no entienden realmente qué significa mostrar misericordia. Es fácil hablar de misericordia, pero la misericordia puede ser aterradora.

Cuando muestras misericordia, corres el riesgo de ser abusado ​​y decepcionado. Una iglesia donde antes servía tenía una “Feria del padre soltero” anual, un evento diseñado para ofrecer ayuda a los padres solteros y sus hijos. Todos los años la gente se enfadaba cuando se acababan las provisiones escolares o cuando había una cola de espera para los exámenes dentales. A pesar de que se estaban ofreciendo servicios gratuitos, algunos todavía se sentían con derecho a hacer berrinche si no conseguían lo que querían.

También tenemos como ejemplo a Andy, que supimos que estaba intentando utilizar nuestra iglesia como lugar para esconderse de la policía. O a una mujer joven de nuestra congregación que fue atacada cuando intentaba ayudar a las prostitutas en nuestra zona de la ciudad. Las demostraciones de misericordia pueden tener consecuencias graves. Muchas personas demuestran agradecimiento sincero y receptividad a la misericordia. Pero a otros no les importa, o no entienden. Solo les interesa recibir. ¿Están nuestras iglesias realmente dispuestas a servir a estas personas? Si la respuesta es no, todavía no entendemos la misericordia.

La misericordia es solitaria

Nuestra iglesia no era considerada un lugar seguro por muchos de la comunidad rural del sur de Ohio. Nuestra congregación estaba llena de adictos a las drogas, alcohólicos y ex-convictos en rehabilitación. Recibía muchas críticas. “Creo que está bien lo que hacen aquí”, me dijo una señora, “solo pienso que tienen demasiados adictos”.

Muchos nos acusaron de apoyar el pecado porque le dimos la bienvenida a los homosexuales. Otros nos acusaron de ser una tapadera para el tráfico de drogas en nuestra comunidad. Aún otros nos ignoraron porque asumieron que simplemente creíamos en alguna clase de evangelio social. La mayoría nunca se tomó el tiempo de visitarnos o de conocer a ninguno de nuestros miembros. Como resultado, pocos querían asociarse con nosotros. La misericordia es aterradorra porque a menudo puede ser solitaria.

La misericordia es inconveniente 

Una iglesia que muestra misericordia no puede apoyarse solamente en programas y eventos prefijados. El equipo de voluntarios con el que trabajo en la Iglesia Bautista Cornerstone me encanta. El área metropolitana de Detroit está llena de gente en necesidad, y el poder mostrar misericordia a nuestra comunidad depende de gente que esté preparada y dispuesta para servir donde surja una necesidad. La misericordia significa tomarse tiempos alejado de las comodidades de tu hogar para dar consejería a un adolescente que trabaja todos los días hasta las 5 de la tarde. Significa llamar a ese chico que no ha ido a recuperación alcohólica desde hace 2 semanas para hacerle seguimiento y luego ir a su casa cuando no te devuelve las llamadas. Significa perder horas de tu día porque aquel chico sin hogar con el cual has desarrollado una relación estuvo a punto de morir y te necesita. Dar consejería a víctimas de violación, cuidar de niños que están en medio de un divorcio, y aprender a perdonar a un adúltero son cosas que no se ajustan a un horario. La misericordia rara vez es conveniente. Ser una iglesia misericordiosa significa mucho más que ofrecer algunos programas y organizar una despensa de alimentos. Las molestias por sí solas pueden ser aterradoras.

Por supuesto, si nos tomamos el tiempo para pensar en la mayor demostración de misericordia, sabremos que la misericordia es aterradora. La muestra de misericordia definitiva le costó al Hijo de Dios su propia vida. Le separó temporalmente del amor del Padre. El evangelio —que nos impulsa el mostrar misericordia— modela la realidad de lo que la misericordia cuesta. Necesitamos mantener esta verdad en nuestro enfoque si queremos ser realistas acerca de nuestros esfuerzos por mostrar misericordia en la iglesia.

¿Cómo puedes seguir sirviendo a los demás cuando la mujer que ayudaste a limpiarse y levantarse vuelve a una vida de prostitución? ¿Cómo sigues sirviendo a otros cuando el joven para el que fuiste mentor no solo no quiere seguir limpio, sino que tampoco quiere creer en Dios?

La única forma de perseverar depende de tu conocimiento del amor que Dios te ha mostrado. Pablo dice: “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro. 5:8). El testimonio de la Biblia no nos dice que Dios dio su misericordia a aquellos que la buscaban y “valían la pena”. Más bien, Él dio misericordia a los que le odiaban. Cuando esperamos servir a personas que nos decepcionarán —mejor aún, cuando el evangelio es lo que alimenta nuestras demostraciones de misericordia— podemos persistir, encarando las dificultades.

Puede haber miedo real en la misericordia. Pero el miedo puede calmarse cuando conoces al Dios de misericordia.

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